sábado, 2 de agosto de 2014

Redes del narco saquean Pemex

Ciudad de México.- El crimen organizado creó su propia infraestructura para saquear Petróleos Mexicanos. Equipos especializados "ordeñan" combustible de los ductos y las flotillas de pipas los transportan.

 Eso se desprende de una investigación realizada por VICE News en México. Una investigación conjunta entre México y Estados Unidos que VICE News cita, revela que parte importante de los hidrocarburos robados terminan en Estados Unidos.

En Texas se encontraron varias petroleras implicadas en la compra de petróleo ilegal. En la década pasada se encontró que más de 97 trabajadores de Pemex y 10 contratistas han estado ligados al robo de combustible.

Un miembro de la delincuencia organizada fue entrevistado por VICE News. Admite que comenzó con el robo de petróleo cuando se mudó al sur del país. Un amigo le propuso que trabajara en el tráfico de hidrocarburos y sopesando sus posibilidades, ser delincuente a mano armada o robar a Pemex, optó por lo segundo.

"Ordeña" es la palabra que usa el miembro del cártel para hablar del proceso de robo. Dice que por vender 10,000 litros se obtienen unos 60,000 pesos. Llenar una pipa toma desde 20 hasta 40 minutos.

El gobierno puede esforzarse por atrapar a los ladrones de petróleo pero "siempre queda otro", dice el entrevistado, quien explica el ascenso del robo de petróleo en país: empezó al sur, pero conquistando estado por estado, llegó hasta el norte.
Reporteros de VICE News visitaron instalaciones de Pemex. Afeitándose completamente como medida de precaución asistieron a una jornada normal en la vida de los trabajadores de la petrolera estatal.

El día comienza con la junta diaria sobre seguridad. En esa ocasión se planea una visita a campos de petróleo en la Cuenca de Burgos, en Tamaulipas. Como tantas otras de las operaciones de Pemex, poder realizar la visita depende del ejército. Sin su escolta, es demasiado peligroso.

En ruta hacia el sitio, a bordo de un helicóptero, los reporteros observan con vista aérea el paisaje. Se observan en contraste contra el verde de los campos las líneas marrones que revelan la presencia de tuberías de petróleo. En México existe una red de oleoductos de aproximadamente 27,000 kilómetros (17000 millas), dice uno de los reporteros. Cada palmo de esas líneas es un blanco en potencia para los cárteles.

En la visita a la Cuenca de Burgos los trabajadores de Pemex revelan información preocupante: los narcotraficantes ni siquiera necesitan desenterrar las tuberías y drenarlas para robar el petróleo. A veces simplemente entran a las instalaciones de Pemex con un camión –"autotanque", dice el trabajador– y se llevan lo que quieren.

Ciertas estaciones de Pemex cerraron durante años debido a la inseguridad y fue solamente cuando contaron el apoyo del ejército que comenzaron recientemente a reanudar operaciones. Todo esto porque el contrabando de petróleo puede ser muy atractivo: es más fácil, por ejemplo, que importar narcóticos de Sudamérica para venderlos al norte.

Es difícil rastrear la legitimidad del petróleo, dice un reportero, y todavía más difícil detener su venta ilícita dado lo lucrativa que es.

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