lunes, 25 de agosto de 2014

Las niñas del narco

A los 12 años estas niñas se pusieron al servicio de 'La Familia' por 4 o 5 mil pesos a la semana en la Tierra Caliente de Michoacán, un lugar donde faltaban las oportunidades

"Lo que en otros países se ha conocido como reclutamiento forzado, en México también se ha incrementado", reconoce Juan Martín Pérez, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México. "Capaz de poner en el periódico: Busco narco", dice Javier Valdéz, periodista y escritor.

"Venimos de parte del jefe y pues ya nos dejaban pasar. Todos eran vendidos", recuerda Cindy. "A todos estos jóvenes en realidad no hemos sido capaces de brindarles una alternativa dentro de la ley", asegura Roberto Campa, subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación.

Es la Tierra Caliente de Michoacán. El lugar que viera a las primeras leyes de México existir, y después a tantos romper con ellas.

Ahí, justo ahí, la vida cambió, se convirtió en un lugar en el que vivir no era fácil para unos....pero era, para otros, una cuestión de elegir. Aunque a los 12 años, poder elegir no siempre es la mejor opción.

"Cuando pasan los grupos criminales de ser del trasiego de las drogas y se empiezan a involucrar en otros temas, en otros delitos, empezamos a ver que se agrava el involucramiento de adolescentes", asegura Carlos Cruz, presidente de Cauce Ciudadano.

"Las niñas también empiezan a jugar un papel bastante relevante, se pueden utilizar muy bien como halcones, como mulas, como informadores o mensajeros. Esto al comienzo, son los primeros pasos que un niño da en un grupo criminal", explica Antonio Mazzitelli, representante en México de la Oficina de la Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.

Y siendo una niña Cindy decidió, y dio, sus primeros pasos.

"Nos rentaron un departamento, nos daban dinero para no salirnos de la casa" ¿Cuánto dinero les daban, qué podían hacer con ese dinero? "Cinco mil pesos nos daban a la semana, y lo que hacíamos era irnos a las tiendas a comprar ropa. Zapatos, lo que queríamos, todo teníamos, nos íbamos a las discos, a los bailes, hacíamos muchas cosas con el dinero"

Un convulso Apatzingán era el escenario perfecto para una pequeña que a partir de ese momento, formaba ya parte del narcotráfico.

"La decisión de involucrarse en la delincuencia organizada, empieza a rondar en la mente de un niño por ahí de los 10 u 11 años, es donde las chavas dicen: no hay futuro", dice Carlos Cruz, presidente de Cauce Ciudadano.

"El niño entre los 7 y los 14 años no tiene la capacidad de distinguir entre lo que es el bien y lo que es el mal", detalla Antonio Mazitelli, de la ONU.

¿Para quién trabajaban? "Mmm pues eran de aquí, de la gente de aquí, de 'La Familia Michoacana', para 'El Chayo', 'El Chango', para varias personas", detalla Cindy.

Dos de los criminales más buscados del país, se convirtieron en sus amigos, pero sobre todo, ellos y su gente, en sus patrones.

"Nosotros sabíamos que tenían armas, que vendían droga, porque ellos, iban y cobraban la cuota. Nosotras sabíamos que dejaban droga en tal parte. Nos llevaban a veces que íbamos a comprarla o a jales de ellos. Nos llevaban pues con ellos". ¿Para qué? "Para que no hubiera sospechas, para traer una compañía y que no los pararan".

Así las fiestas de niñas con pastel, se convirtieron en fiestas de adultos con alcohol y cocaína, en bailes de delincuentes, en los que en lugar de esperar a mamá, esperaban a que no llegara un operativo.

"Les avisaron que iban a llegar los soldados y nos asustamos mucho, porque no sabíamos para dónde correr, porque estábamos rodeados, había mucho gobierno, pero al último salimos".

Con eso ella lo tenía todo....

¿Por qué lo hacías? "Por divertirme, por tener algo. Tener dinero. Tener carro, cosas"¿Cómo recuerdas esa época? "Tenía todo, tenía ropa, teléfonos, todo".

Y ellos también...

"Les son útiles en primer lugar por el concepto jurídico, es decir, no son sujetas de procesos penales. Y segundo: el narcotráfico es una empresa, y necesita formar cuadros desde niños", explica Pedro Peñaloza, criminólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

¿Para qué les servías tú, siendo tan chiquita? "Les servíamos para tapar, para eso nos ocupaban todo el tiempo o sea para distraer. A veces decían vamos a tal a Morelia, vamos a recoger unos carros, y nos llevaban a nosotras. Vamos a pasar por ustedes en la noche, porque vamos a ir a recoger unos carros, y nos llevaban a nosotras, porque sabíamos manejar poquito, y nos llevaban, eran tres y teníamos que ir tres mujeres".

"Pasan por un proceso de entrenamiento que va a llevarlas a tener actividades logísticas puntuales en términos de tráfico de armas, sustancia, sicariato o secuestro de personas", informa Carlos Cruz, presidente de Cauce Ciudadano.

Y aunque en México, nadie con menos de 14 años puede ser juzgado por la ley, el vacío generado por pocas oportunidades genera un falso modelo, que acaba, casi siempre, de dos formas: "en la cárcel o a plomazos"

Cindy se salvó de ambas, sus amigos no.

"Me puse a pensar después que me arriesgué mucho, o sea llevaba mi vida muy recio y no me convenía mucho estar con esa gente. Mataron a varios amigos, ya después ellos se fueron de aquí. Huyendo, pues y les quitaron todo". ¿A ustedes? "Sí. Todo cambió. Y nosotras una corrió para allá, otra corrió para otro lado".

Y ella corrió para un trabajo en el que gana al mes, lo que le daban en dos días. Y por eso, dice, lo volvería a hacer.

Todo fue hace seis años, Cindy en una semana cumple 18.

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