jueves, 14 de febrero de 2013

Cada vez más jóvenes en las filas del crimen organizado - El Economista

Tania Rosas / El Economista

El fenómeno de incorporación de niños y adolescentes al crimen organizado se ha acrecentado, así lo sustentan estudios del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).

"Si se analiza el problema desde el punto de vista geográfico, se encuentran dos vertientes: en el entorno rural, niños, niñas y adolescentes indígenas o migrantes son incorporados forzosamente a las filas del crimen organizado. En cambio, en los entornos urbanos, esta inclusión es voluntaria y aspiracional", precisan.

Este miércoles se presentó en el Senado de la República el reporte "Discriminación en México 2012" y el estudio "Legislar sin Discriminación", y aunque no determinan cifras de menores inmiscuidos en el crimen organizado, organizaciones de protección a la infancia estiman que hay entre 30,000 y 50,000 menores de edad en esta actividad.

En la parte concerniente al sistema penal del estudio presentado, se advierte que los jóvenes han incrementado la población penitenciaria.

Desde que se promovió el porcentaje de consignaciones que un policía debía tener al mes para evitar las mordidas, se llenaron las cárceles de jóvenes que incurrieron en delitos equivalentes a 6,000 pesos debido a que la policía buscó a quien fue más fácil de detener, dijo el investigador del CIDE Ricardo Raphael de la Madrid, quien desarrolló el proyecto.

Declaró que más de un tercio de la población carcelaria está constituido por jóvenes entre 18 y 35 años, con bajos niveles de educación.

El INEGI precisa que en el 2000 había 78,716 personas entre 18 y 34 años sentenciadas por el fuero común y en el 2008 el número se incrementó a 88,501.

Mientras que en la investigación se expone que en Nuevo León, por ejemplo, la edad promedio de personas con conducta delictiva es de 15.86 años, además, 60.71% tiene primaria o menos estudios, 71.43% viene de familia disfuncional y 85.72% pertenece a un estrato socioeconómico bajo.

En los centros para menores infractores en el ámbito nacional, según el INEGI (2010), están internados 11,723 niños y 681 niñas y los delitos más comunes por los cuales se les interna son aquellos que atentan contra el patrimonio, robo y homicidio.

Ricardo Raphael dijo que la investigación arrojó que una persona discriminada tiende a ser quien más discrimina y muestra de ello es la figura del policía.

"Encontramos que el policía es una de las autoridades más detestadas, según todas las encuestas, y es señalado como altamente discriminador, pero es el funcionario más discriminado. No se puede luchar contra la discriminación si uno mismo es víctima de eso", dijo.

En el ámbito de seguridad, de acuerdo con las recomendaciones que se presentaron, es necesario que los policías de los tres niveles de gobierno se conduzcan bajo los principios de profesionalismo, dignidad y subsidiariedad.

Además, recomienda que el Ejército se retire de las funciones de seguridad pública, de lo contrario, es necesario que se apegue a los códigos de conducta policiacos.

"Sin embargo, mientras tal acción ocurre (sacar al Ejército de las calles), éste deberá atenerse a los códigos de conducta de las corporaciones policiales, respetando particularmente el principio de proporcionalidad del uso de la fuerza, la transparencia y la rendición de cuentas", destaca.

En su oportunidad, Ricardo Bucio, titular del Conapred, adelantó que este año estará listo el sistema de medición de la discriminación en México.

Precisó, de igual forma, que el Congreso debe crear legislaciones que eviten contenidos discriminatorios y omisiones.

Asimismo, dijo que en México se ha hablado de la desigualdad económica, pero poco se aborda que también hay desigualdad de trato hacia las personas.

En el trabajo, por ejemplo, hay varios tipos de discriminación, lo que motiva que algunas personas laboren en condiciones informales.

"¿Cuántos mexicanos están en la informalidad? La cifra es más o menos 50 por ciento. Pregúntense cuántos jóvenes tienen trabajo informal: ocho de cada 10; cuántos indígenas están en la informalidad: ocho de cada 10. Cuántas mujeres están en la informalidad: siete de cada 10", sentenció.

tania.rosas@eleconomista.mx

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